Los seres humanos están considerados omnívoros, con una serie de limitaciones biológicas, así como son elementos inadecuados para el supuesto consumo, como son la celulosa, la gasolina, etc. También destacan las tradiciones gastronómicas por las que, en el caso de los hindúes se rechaza la carne de vacuno, o, en el caso de los judíos y musulmanes, la carne de cerdo.
Existen todo tipo de tradiciones, como son las 42 sociedades en las que se come rata como un alimento totalmente normal. Pero los alimentos realmente buenos para comer son aquellos que presentan una relación costes y beneficios prácticos más favorables.
Podemos encontrar cocinas más carnívoras en densidades de población bajas y con falta de necesidad de tierras para el cultivo y agricultura. Así como podemos encontrar cocinas más herbívoras en poblaciones densas cuyo hábitat y tecnología no puede sostener la cría de animales.
En algunos lugares, como en la India, debido a la falta de viabilidad ecológica la carne se considera mala para comer, y por lo tanto mala para pensar. En otros lugares, en las que destacan las economías de mercado como EEUU, que sea bueno para comer significa mayormente que sea bueno para vender, independientemente de las consecuencias nutritivas. Se busca la rentabilidad por encima de la nutrición.
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